Hielo. Se podría picar lo que lleva el aire entre tú y yo. Porque es hielo. ¿Y cómo romper el hielo?
Se me ocurre que podríamos preparar un centenar de mojitos con el hielo que hay entre la punta de mi nariz y la de la tuya. Te lo digo y te ríes. Alguien pide pajitas. Te ríes más. Pero no se funde.
¿Cuándo nos congelamos? ¿Cuándo bajó tanto la temperatura de nuestros cuerpos? ¿Cuándo dejamos de frotarnos para encender fuego y “quemar la cama, nuestro hogar”? Dime cuándo, porque yo no me acuerdo.
Yo, que siempre fui calor, ahora me quedo atónita ante este frío hielo que sale de ti y de mí cuando salimos juntos. Tal vez podamos reconvertir este hielo en fuego, pero no es fácil encender una hoguera si todo está helado.
Se me ocurre que podríamos preparar un centenar de mojitos con el hielo que hay entre la punta de mi nariz y la de la tuya. Te lo digo y te ríes. Alguien pide pajitas. Te ríes más. Pero no se funde.
¿Cuándo nos congelamos? ¿Cuándo bajó tanto la temperatura de nuestros cuerpos? ¿Cuándo dejamos de frotarnos para encender fuego y “quemar la cama, nuestro hogar”? Dime cuándo, porque yo no me acuerdo.
Yo, que siempre fui calor, ahora me quedo atónita ante este frío hielo que sale de ti y de mí cuando salimos juntos. Tal vez podamos reconvertir este hielo en fuego, pero no es fácil encender una hoguera si todo está helado.