No me gusta la palabra ‘intríngulis’. Me gusta la palabra ‘hipotenusa’.
Creen que escribo sobre mí cuando escribo en primera persona. A veces, incluso, lo creo yo. Creen que estoy triste si escribo ‘estoy triste’, pero sólo a veces estoy triste.
No me importa no ser quien esperaban que fuera. Me importa no ser quien esperaba ser.
No me gustan las faltas de ortografía. Si vuelvo a oír o leer ‘ese agua’ me dará un jamacuco.
Me gustan los vestidos y me gustan los libros. No soy vanidosa o leída. Soy vanidosa y leída. Estoy cómoda con ese equilibrio.
Dicen ‘te entiendo’, pero no entienden nada.
Me sorprende leer lo que escribo. Me parezca fascinante o una basura, no sé cómo se me ocurrió.
Creo que Bob Esponja gusta porque tiene en la cara una estupidez difícilmente superable. Y eso hace sentir a gusto a cualquiera.