Te podría decir cualquier cosa. Te diré la verdad. Veo en ti mi peor yo histórico, como una espantosa procesión de mis errores, mis taras, mis defectos, mis más destacados desastres. Y ahora, escenificados, entiendo a través de la catarsis, su magnitud. Me crispa, me enerva, me perturba y hace que me enfade, sobre todo conmigo, con aquella que algún día fui, a la que tanto le costó darse cuenta de lo funesta que era su forma de obrar, de esperar, de exigir y de digerir.
No es cómodo ver en otro lo que desechaste de ti.