17 de abril de 2013

E.G.B.


El monstruo de las ganas le echa
un pulso al monstruo del miedo
¡Hagan sus apuestas,
   caballeros!

Silba el recuerdo
del pasado dolor
   Congela sus pies
Ruge el hambre
de un nuevo bocado
   Apeteciéndole

Ella se rascaba las imperfecciones
hasta hacerse herida
Él no paraba de tocarse el pelo
hasta arrancarse alguno

Ella leía, él escribía
Ella le miraba, él sabía que ella le miraba
Él escribía que ella le miraba
   (o eso es lo que ella quiso pensar)

Y todo lo que iba a pasar
después de ese preciso instante
era un fecundo y acojonante enigma
ante el que tenían las mismas ganas
que miedo
sentados no muy lejos
en aquella aula
de lo que algún día fue
algún grado de E.G.B.