Se miraron con cara de querer guerra. Pumpum.
Llevaban días esquivándose, tensos, intentando comprender cómo habían llegado a ese punto, preguntándose si el otro estaba en el mismo punto, en otro cercano o tan lejos que no veía el punto del otro.
Demasiados días comiendo café y cigarrillos, cenando cerveza y cigarrillos... hasta que se miraron. Se podían tender corazones en el hilo que unía sus miradas. Pumpum. Y entonces sufrieron una extrasístole ventricular monomorfa, un latido extra, al mismo tiempo. Pausa. Y sincronizaron sus pumpumes para siempre.
Se miraron con cara de querer guerra. Pero sudaron la paz.
Llevaban días esquivándose, tensos, intentando comprender cómo habían llegado a ese punto, preguntándose si el otro estaba en el mismo punto, en otro cercano o tan lejos que no veía el punto del otro.
Demasiados días comiendo café y cigarrillos, cenando cerveza y cigarrillos... hasta que se miraron. Se podían tender corazones en el hilo que unía sus miradas. Pumpum. Y entonces sufrieron una extrasístole ventricular monomorfa, un latido extra, al mismo tiempo. Pausa. Y sincronizaron sus pumpumes para siempre.
Se miraron con cara de querer guerra. Pero sudaron la paz.