Siempre hay un
poco más de dolor después del dolor.
Lo agarras con
las uñas. Quieres usarlo hasta el final. Quieres exprimirle el jugo.
Te inspira. Quieres chuparle hasta la última gota mientras te chupa
a ti hasta la última reminiscencia.
Déjalo ir.
Deja que marche a ese lugar donde van a parar los recuerdos. A ese
lugar donde hacen leña de los planes no cumplidos, de los asuntos
pendientes, de lo que pudo haber sido.
Lo agarras con
los dientes. Obligarte a dejar de querer. Morirte un poco.
Martarte en parte. Ir dejando trozos en el pavimento... Escribiste
en una servilleta, de la que lo último que entiendes es:
Y ahora que
eres un mero espectador,
welcome to
my freakiest show.