No. Seguro que no. Imposible. No
tiene ningún sentido. Es una absurdidad. Eso es. Una absurdidad gestada en una
mente caprichosa. Una quimera. Una ilusión. Una utopía. Un peliculón. Un
disparate.
¿O no?
Y si la mínima, remota, improbable,
ilógica, mala, a todas luces, mala idea se desprendiera del precinto que la
mantiene entelequia y se convirtiera en un hecho.
No. Seguro que no. Imposible. No
tiene ningún sentido…