4 de agosto de 2010
El problema de la velocidad
14 de junio de 2010
24 de diciembre de 2009
¿ESCUCHABAS ESA MÚSICA?
Me cansé de los principios felices, porque sólo son eso, principios. Comprendí que son historias sin finales, reabsorbidas por su propia intensidad, por engatusar al destino, por ir más rápido que el tic tac del reloj.
Me cansé de los principios felices, de los finales no felices… Y ahora me pregunto si se tratará de tener un mal principio o un principio mediocre para llegar a un final… Y a un final (al menos) no infeliz.
9 de diciembre de 2009
00.32
Pero lo cierto es que estaba ahí, seguía estando ahí, aunque no estuviera, de eso no hay duda.
5 de diciembre de 2009
...and I wonder
Te preguntas si ir. Y no sabes cuánto quieres ir por él, cuánto quieres ir por ti, cuánto quieres quedarte por él y cuánto quieres quedarte por ti. E imaginas cómo será si vas. Si será como antes o si será diferente o si no será en absoluto. Y no sabes si es mejor que cambie o que siga igual. O si es mejor quedarse. Y tienes tanto miedo de ir como de no ir. Y te preguntas cómo será no ir pudiendo haber ido. Y sabes que elijas lo que elijas lo más problable es que en algún momento desees haberte decantado por la otra opción y sabes que entonces maldecirás el momento en el que decidiste hacer lo que sea que hagas.
Lo peor es que cada segundo que gastas en pensar qué decidir, es un segundo perdido, porque al final no harás nada más que ir (como decían Héroes) donde quieran tus botas.
Imagen de Ligeia
30 de noviembre de 2009
De la implosión a la explosión en un plazo razonable de tiempo
2 de noviembre de 2009
EL LÍMITE DEL NO LÍMITE
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26 de septiembre de 2009
Hasta que deja de hacerlo
La historia siempre se repite hasta que deja de hacerlo.
No estás haciendo lo que todos creían que harías, y no sabes cuánto no lo haces porque no quieres y cuánto no lo haces por no darles la razón. Hay algo subversivo, valiente, casi heroico en no hacer lo que se espera de uno, sobre todo si hacerlo no supone ninguna complicación.
La historia siempre se repite hasta que deja de hacerlo. Hasta que tú renuncias. Hasta que colocas un nuevo vinilo en tu tocadiscos. ¿Cómo sonará?, te preguntas mientras colocas la aguja de punta elíptica. ¿Me gustará?
Y respiras el excitante aroma de la vida sin estrenar.
9 de septiembre de 2009
Lila
No debería haberle dolido, pero le dolió. Se trataba de sexo, siempre se trataba de sexo. No, no se trataba de sexo, pero ella decía: “Se trata de sexo, siempre se trata de sexo”. Lo decía a los demás y se lo decía a sí misma. No era verdad, pero ya se lo creía. Todos se lo creían.
La llamaban Lila, pero no la llamaban. Y ella tampoco llamaba ya. Le gustaba demasiado como para llamarlo. Le gustaba tanto que no podía tener nada con él. No era verdad, pero se lo creía. Sólo ella se lo creía.
1 de septiembre de 2009
Capaz de todo y de nada
Lo primero que debes saber en la vida es que aunque te hayan golpeado cien veces, van a volver a hacerlo. Pensarás que estás a salvo encorsetado en tu coraza de grafeno, pero no, en algún momento llegará un bicho y logrará colarse en tu coraza del material más resistente conocido. Y es que a veces, ya lo dice el refranero, más vale maña... Y hay bichos muy hábiles.
Serás capaz de todo y de nada.
Los bichos pican. Las picaduras escuecen. Y vas a tener que rascarte. Y a veces serás capaz de todo, de vengarte o de lanzarte, de dejarte envenenar o envenenarle. Y otras veces no serás capaz de nada. Tal vez sólo de marcharte.
28 de agosto de 2009
Las 4:45
Imagen de Eride.discordia
A las 4:19 huía. Olivia no solía huir, pero puesto que estaba en la casa del elemento que se quedaba fuera de su ecuación, le pareció correcto ser ella la que se despejara. Sacó un cigarrillo de su bolso y junto a la cajetilla de tabaco encontró su reloj. “Caray, cuando no lo buscas, lo encuentras”, pensó. Lo miró. Se encendió el cigarrilo y se preguntó por qué si su corazón siempre había sido amargo, ahora, a las… - Acababa de mirar el reloj pero no se había fijado en la hora… Lo miró de nuevo y se lo colocó en la muñeca - Ahora, a las 4:32 lo notaba tan dulce, bombeando chucherías a todo su organismo. Y si cuando era amargo era irrompible, ahora, blando como una nube, podía sentirlo asustado, tratando de hacerse el duro, acoplando todas las partículas de su azucarada masa para no despedazarse otra vez, como ya se había despedazado en otras ocasiones.
"Las 4:45 será una hora para recordar", se dijo. Esta vez iba a prevenir, no iba a pegar ni una tirita más. Tiró el cigarrillo al suelo, lo pisó y empezó su carrera en dirección opuesta al elemento perjudicial para su, a veces, dulce corazón.